Lunes, 27 de febrero
Comenzamos el día con una carta:
“Estimado director:
El motivo de esta carta es denunciar una situación de injusticia que estoy sufriendo desde hace tiempo y que me produce gran tristeza.
Desde pequeña me ha encantado dibujar, y siempre me he llevado fenomenal con los profesores de Dibujo. Mucho más este año, ya que Fernando es un profesor genial, y me está enseñando muchísimo. Muchas compañeras se burlan de mí por este motivo, pero a mí me da igual. Sin embargo, todo tiene un límite.
La semana pasada había que entregar una lámina muy complicada, y Mónica -una de mis amigas- me pidió que se la hiciera. Yo la hice sin dificultad, y entregamos ambas. Sin embargo, cuando Fernando nos las devolvió, la mía tenía un sobresaliente y la suya un suspenso, con la siguiente anotación:
«Esta lámina no está hecha por ti. No vale falsear».
Mónica se enfadó muchísimo, se volvió hacia mí llena de cólera diciendo:
- «Se lo has dicho, ¿verdad? Claro, con tal de sacar buenas notas no te importa traicionar a tus amigas».
En ese momento note cómo las miradas de todas mis amigas se clavaban en mí. Nadie me preguntó si era verdad o no. Todas me juzgaron y condenaron. Por supuesto que no era verdad, simplemente Fernando sabía cómo dibujábamos cada una. Desde entonces me han hecho el vacío en el grupo y no me dan oportunidad para participar. Al principio pensé que se pasaría, pero llevamos dos meses y la situación no cambia. ¿Qué puedo hacer para que me den la oportunidad de explicarme?”
Hoy, Señor, en nuestra oración de familia te decimos: