Jueves, 19 de septiembre

¡Buenos días familia!


Cuentan de un gran filósofo que, día tras día, se debatía en torno al sentido último de la existencia. Había dedicado a la solución de este enigma los mejores años de su vida; había consultado a los más grandes sabios que la humanidad ha tenido en todos los tiempos… y no encontraba una respuesta satisfactoria a tan torturante pregunta.


Una tarde, en el jardín de su casa, dejando a un lado sus sesudos pensamientos filosóficos, reparó en su nieta de cinco años, que estaba jugando alegremente.


Se acercó a ella y no se le ocurrió otra cosa que preguntarle:

“¿Para qué estás tú en la tierra, Lidia?”. Y su sorpresa fue que Lidia dio un salto, se le colgó al cuello y le dijo al oído: “Para quererte a ti, abuelito”.

Dicen que desde entonces el sesudo filósofo no se preguntó más por el sentido de la vida.


Señor, en nuestra oración de familia te decimos hoy:

¡Qué hermosa es la vida cuando se le encuentra sentido… cuando se vive en profundidad, disfrutando del amor, la amistad, la salud, el trabajo, la solidaridad…!. Y que aburrida es cuando se vive sin interés por nada ni por nadie. Te pedimos hoy por esas personas que buscan sentido a la vida y no lo encuentran.