Jueves, 26 de septiembre

¡Buenos días familia!


Un místico hablaba cierto día a un grupo de ejecutivos y hombres importantes de negocios: “Así como el pez muere si se le saca del agua y se le pone en la tierra, vosotros moriréis también si quedáis enredados en los asuntos mundanos y no volvéis diariamente a los asuntos del corazón. El pez siempre debe volver al agua, porque ha sido creado para vivir allí”.

-“¿Quiere esto decir que debemos hacernos monjes?, le preguntó el ejecutivo más atrevido.

-“No, contestó el místico, no he dicho que abandonéis vuestros negocios, sino que incluso las cosas de este mundo las viváis desde el corazón, porque sólo así evitaréis la muerte por asfixia y tomaréis decisiones correctas para vuestros intereses y los intereses de los demás. No busquéis en el dinero, la fama o el éxito la felicidad que sólo puede daros un corazón amable siempre y con todos”.



Señor, en nuestra oración de familia te decimos hoy: 

El corazón, la afectividad, es lo que nos convierte en humanos. Las máquinas pueden superarnos en muchas cosas, pero carecen de corazón, de ternura, de humanidad. Por eso, ayúdanos a educar nuestro corazón, para que la dureza de la vida no nos lo seque.

Te pedimos esta mañana por los niños que no han conocido la ternura en su infancia; por las víctimas de todo tipo de violencia; por las personas que disfrutan haciendo daño.