Miércoles, 4 de diciembre
Empezaremos situándonos en el Medidor emocional para reconocer cómo nos sentimos y después continuaremos con la oración como respuesta a lo que vivimos.
Por lo tanto: Tómate un momento, respira tranquilamente y respóndete…
¿La emoción que siento en este momento es agradable o desagradable? ¿Cómo es mi energía?
¿Ahora, mira el Medidor y sitúate en el cuadrante que responda a estas dos variables?
Dejamos unos segundos…
Y empezamos nuestra Oración de Familia
Cuatro son las semanas de preparación a la Navidad, que en el mundo cristiano, llamamos “ADVIENTO”.
El Adviento nos invita a prepararnos para la venida de Jesús, que celebramos en Navidad.
¿Qué preparamos en este tiempo? Los grandes
almacenes, los ayuntamientos, las tiendas, etc. preparan, o mejor dicho “se preparan” para vender, consumir y hacer negocio con la celebración de la Navidad.
¿Qué preparamos los cristianos en estos días de Adviento? Lo que nosotros preparamos, tiene que ser algo muy distinto.
Toda preparación de un acontecimiento nos habla de cambiar lo que había, y acomodarlo, adornarlo, para lo que viene.
Sin eliminar lo externo, que hasta nos puede ayudar, nuestra preparación tiene que ser interior: Si esperáramos a un gran personaje, seguro que pintábamos la casa, limpiábamos los cristales, ordenábamos las habitaciones y un sin fin de cosas más.
Pues la realidad es que sí, recibimos a un gran personaje. Sencillo y representado en un Niño, pero no por eso menos importante.
La historia cambió después de su venida. Dividió la historia en dos partes. De hecho decimos y nombramos los años: Antes de Cristo y después de Cristo.
Preparar la Navidad, es abrir la vida y el corazón a Dios que llama a nuestras puerta.
También nuestra vida cambiará, como cambió la historia, si sabemos recibir y escuchar la voz de este gran personaje que viene.