Viernes 7 de octubre de 2022.

 Hoy una historia para pensar y rezar.


Dicen que una vez alguien era perseguido por varios malhechores que querían matarlo. El perseguido entró en una cueva y los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores de la que él se encontraba.

 

Con tal desesperación elevó una plegaria a Dios, de la siguiente manera:

- Dios todopoderoso, haz que dos ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme.

 

En ese momento escuchó a sus enemigos acercándose a la cueva en la que él se encontraba, y observó la presencia de una pequeña arañita. La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. Nuestro hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado:

- Señor te pedí ángeles, no una araña; y continuó:

- Señor, por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme.

 

Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observó de nuevo a la arañita tejiendo la telaraña. Estaban ya los malhechores entrando en la cueva anterior de la que se encontraba y nuestro amigo quedó esperando su muerte.

 

        Cuando los malhechores estuvieron frente a su cueva la arañita había tapado toda la entrada; entonces se escuchó esta conversación:

 

Primer hombre: - Vamos, ¿Entramos a esta cueva?

Segundo hombre: - ¡No! ¿No ves que hasta hay telarañas?... nadie ha entrado en esta cueva. Sigamos buscando en las demás.

 

Señor, en nuestra oración de familia te decimos hoy:

Ayúdanos a confiar en ti. Que nuestra fe crezca, que nos fiemos de lo que haces por nosotros. Te lo pedimos, Señor.