Lunes 19 de diciembre de 2022
¡Buenos días!
A ti, Señor,
levanto mis ojos
a ti que habitas
en el cielo
y entre los
hijos de los hombres.
Levanto mis ojos
de donde viene
mi esperanza.
La esperanza me
llega a borbotones de tu inmenso amor,
de que no te
olvidas nunca de mí.
Muchos hombres
ponen su esperanza
en que tengan
suerte en el juego,
en que todo les
salga bien,
en la solución
de sus problemas.
Mi esperanza es pronunciar tu nombre.
Mi alegría se
llama conocerte,
saber de tu
bondad infinita,
más allá de donde
alcanza mi razón.
tú eres una
puerta abierta,
una ventana
llena de luz.
cuando los
hombres me miran,
me preguntan por
qué sigo creyendo,
me digo:
si te
conocieran,
si supieran sólo
un poco de ti,
si ellos
descubrieran lo que tú me has dado,
estoy seguro de
que no dirían lo que dicen;
pues tú eres
maravilloso,
acoges mis pies
cansados.
Por eso, por
todo y por siempre,