Martes, 30 de mayo

 Ven, Espíritu Santo, danos un corazón grande,


abierto a tu silenciosa y potente palabra inspiradora;

un corazón hermético ante cualquier ambición mezquina;
un corazón grande para amar a todos, para servir a todos,
para sufrir con todos;
un corazón fuerte para resisitir a cualquier tentación,
cualquier prueba, cualquier desilusión, cualquier ofensa;
 un corazón feliz de poder palpitar al ritmo del corazón de Cristo
y cumplir humildemente, fielmente la divina voluntad.

Pablo VI